Después de buscar en todos los robaderos de bicicleta la suya y de no encontrar nada. Antonio y su hijo deciden regresar a casa para descansar un rato. Al día siguiente desesperado, decide salir a la tienda de al lado y comprar la lotería con unas cuantas monedas. Mientras la lotería juega Antonio reza para que por lo menos se pueda ganar el premio menor, que le serviría para comprar una. Por otra lado su hijo tiene un competencia de atletismo, en donde el premio mayor es una bici, así que Ricci decide entrenar a su hijo todas las mañana para que este pueda obtener el premio.
El mismo día de la competencia juega la lotería, como de costumbre Antonio se levanta temprano prepara un buen desayuno para su hijo y el y salen rumbo al colegio. Su hijo, ya con ropa deportiva, se encuentra listo para iniciar la competencia, arranca de primeras pero pronto es superado por uno de sus compañeros, hasta la quinta vuelta el niño recobra el primer puesto y lo mantiene hasta el final de la competencia. Antonio, con una sonrisa de lado a lado, abraza a su hijo por lograr el tan anhelado premio, que es entregado por el rector del colegio. Juntos se regresan a su casa llorando de la felicidad, y deciden entrar a la tienda a revisar la lotería. ¡Eurekaaaaaa¡ sale gritando Antonio de la tienda…. El destino lo había premiado no solo con una bicicleta sino con dos.
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