Más hermanas que mamas
“El rol de madre aun no me lo tomo muy enserio, a veces creo que estoy con mi hermana menor. No me gusta regañarla, ni pegarle. Le explico que debe hacer con las cosas y como debe tratarlas”.
Todas tenían claro que querían estudiar el próximo año: Nataly quería
ser abogada, Ana María ingeniera
industrial, Karol comunicadora social y Paula diseñadora gráfica. Pasaron las
vacaciones rápido, llegó enero, el primer día de clases. Cada una en una
universidad diferente, se enfrentaba a un nuevo estilo de vida.
Carca a la Universidad Jorge Tadeo Lozano había un señor que vendía
frutas en un carrito, Paula lo vio y de repente sintió un fuerte antojo de
mango con sal, limón, pimienta y miel.
Para ese entonces no sospechaba y aquel antojo aun no significaba
nada, siguió su día tranquila y el fin de semana llamo a sus amigas para salir
a rumbear.
Las seis universitarias llegaron a la 85 entraron a varios bares hasta
que se quedaron en Martínez y Martínez. Paula no quería estar con sus amigas
todo el tiempo, así que bajo al primer piso, compro un cóctel y se lo tomo en
la barra.
¿Hola quieres bailar conmigo?...Paula voltio y con una sonrisa acepto.
Lo que resto de la noche bailo con un desconocido “Tomaba mucho Vodka,
se lo bajaba como agua”.
Terminaron ambos borrachos. Paula
despertó en su cama, gracias a que sus amigas la cuidaron y la llevaron a su
casa.
Se despertó y lo primer que vio en su celular fue una llamada de un
número desconocido. De volvió la llamada y reconoció esa voz.
No recuerda en que momento le dio el número a Roberto. Como tampoco esperaba nunca salir
embarazada de él y ser madre soltera y adolescente.
El lunes empezaba otra semana de estudios, paula ya empezaba hacer
compañeros, todo transcurrió normal. Llego el viernes y ella ya tenía planes de
salir, esta vez no con sus amigas sino con Roberto.
Salió en la tarde a pasear con su primo, quien termino con unos amigos
bebiendo. Paula le pidió prestado el carro y salió a recoger a Roberto. Más
tarde se fueron los tres de nuevo para la 85.
“Me levante no tenía ni idea en donde estaba” entendí que había estado
con el, sentía mi cuerpo extraño. “Nunca pensé que fuese a quedar embarazada,
no era la primera vez que me pasaba”.
Según la ONU, en Colombia cerca del 20% de las
mujeres embarazadas están entre los 15 y 19 años, siendo unos de los 3 países
en Latinoamérica que presenta índices elevados.
Por otro lado Profamilia realizó un estudio
en donde se presenta un aumento de la
problemática. Desde 1990 el indicador estaba en el 13% y en los últimos años se
ubicó en el 19,5% coincidiendo con la ONU.
Roberto no es colombiano, así que a los pocos
días de estar con Paula, viajo a su país. Ella lo acompaño al aeropuerto aunque en ese entonces ya tenía sospechas no
fue capaz de contarle. Un mes después, ella le escribió por Facebook y le contó la verdad, la respuesta de él fue bloquearla de su Wall.
Para ese entonces ella seguía en la
universidad, comiendo todos los días un mango con sal, limón, pimienta y miel.
Sus antojos eran cada vez más frecuentes, soñaba con un ceviche de camarones todas
las noches. Le cogió fastidio a su antibacterial de sandía y a su perfume
victoria secret, que se lo aplicaba después de manejar materiales como la
resina, el plástico y el metal.
Su estomago a un no se novata, pero sus piernas
y caderas se empezaron a extender hacia los lados. En un viaje para el peñón
sus tíos le aconsejaron que se metiera al gimnasio porque la veían muy gorda,
uno de ellos le decía “Paula no será que a usted la embarazaron, tenga
cuidado”. Paula sonreía nerviosamente y metía su estómago tenía miedo que la
descubrieran, ella decidió seguir viviendo su vida normal: estudiar y salir
todos los fines de semana con su primo o con sus amigas.
Cinco meses después su ritmo de vida cambió,
fue hospitalizada por una fuerte gastritis. El médico, que era amigo de su
papá, le ordeno una prueba de embarazo. Ella le contó lo que pasaba pero le
dijo que su papá no sabía. El médico le ordeno una milanta especial para no
hacerle daño al bebe.
Cuando salió del consultorio, su papá le
pregunto ¿Estas embarazada, verdad? Ella ya no podía esconder más la noticia.
Su papá entró al baño, lloro un poco salió la abrazo e inmediatamente llevo a
su hija a un centro comercial a comprarle la primera muda de ropa a su nieta.
La reacción de su mamá fue muy diferente, le
dejó de hablar como por un mes. Ella siempre le repetía a su hija que tenía que
estudiar, que no fuera a cometer el mismo error que ella ser mamá a los 15 años, paula lo fue a los 18.
Ahora es ella quien más consciente y cuida a
la bebe.
Mariana tiene un año y medio, cuatro dientes
arriba y tres abajo adornan su sonrisa. De ojos verdes grandes y cabello rubio
sobresale entre sus compañeritos del jardín. Del cual sale arrastrando su
lonchera y en la otra mano lleva a su muñeca preferida. Apenas ve a su mamá, la
abraza y le da un beso.
Paula tiene dos horas para estar con ella,
darle el almuerzo y dejarla durmiendo. Tiene turno en la peluquería, su nuevo
trabajo. Entra muy temprano y sale tarde para lograr hacer más dinero y poder
suplir los gastos de su hija, aunque me dice que su papá le aporta casi la
mitad de la manutención de la niña.
Dejo a un lado la resina, los diseños y el
photoshop, Ahora todas las mañanas sale con su uniforme negro, un kit para
arreglar las uñas y en su puesto de trabajo, tiene con seguro todo un cofre
lleno de maquillaje. Los martes y jueves estudia en la academia colombo
francesa peluquería pero sin negarlo afirma que es en Martin Vidal, donde
aprendió con rapidez hacer un tinte, cepillar y cortar el cabello.
Sus amigas por un tiempo las dejo a un lado,
no quería ver a nadie, ni tampoco quería que nadie se acercara a mariana.
Durante seis meses Paula no salió de su casa y no dejo que nadie se acercara
a su hija. “Me volví muy apegada a mariana y ella a mí”. Para lograr
independencia en su vida y retomar algo de su propio espacio y así estar con
ella misma y volver a salir, Paula ha accedido a que su abuela o mamá le cuiden
a su hija. También la deja ir a paseos con sus tíos o la finca de su abuelo.
“El rol de madre aun no me lo tomo muy enserio, a veces creo que estoy con mi
hermana menor. No me gusta regañarla, ni pegarle. Le explico que debe hacer con
las cosas y como debe tratarlas”.
Una historia similar a de Paula es la de María Fernanda tenía 17 años cuando supo que
estaba embarazada, se encontraba en once. Su sueño era pasar a la nacional a
estudiar ingeniería. Era una niña consentida, que no era capaz de cuidarse
sola, era muy dependiente de sus padres y de su novio.
Sofía llego a su vida a cambiársela un poco “antes
salía y salía ahora soy un poco mas consiente de las cosas”. Contrario a Paula,
ella desde un inicio contó con el apoyo de sus padres, quienes le dijeron que
lo primordial era ser madre pero también profesional.
El kumis, el yogur y el merengue no podían faltar
todas las tardes, fueron sus antojos durante todo el embarazo. El momento más
feliz de su vida, fue cuando escucho por primera vez el corazón de su hija en
la ecografía y sintió la primera patada.
Desde
un principio le contó a sus papas, quienes junto con sus tíos y su novio le
ayudan a costear los gastos de la bebe.
Sofía y Mariana volvieron más consientes de
sus actos a sus madres. Las dos mamas contaron con suerte de tener apoyo económico
de su familia, asunto que no es común en un país como Colombia. Las dos han
tenido que cambiar su personalidad, dejar un lado sus sueños y transforman su
vida, para cumplir con el rol de madre, estudiante y empleado.
Según
el Fondo de Población de las
Naciones Unidas, UNFPA en Colombia los problemas del embarazo
adolescente van más allá de los números, especialmente en los estratos 1 y 2.
Muchas de las adolescentes embarazadas tienen que dejar a un lado el estudio
para dedicarse al cuidado de los bebés y para trabajar; esta situación, sin
duda alguna, perpetúa el ciclo de pobreza.
María Fernanda vive con el papa de su hija
que es el novio de toda su vida. Paula en estos momentos tiene que quitarle el
apellido a su hija, pues la registro con el apellido de un amigo pero este se
va a casar.
Las dos mamas coinciden que sus hijas son
todo para sus vidas pero que si pudieran retroceder el tiempo hubieran deseado
ser madres mas tarde. Ninguna de las dos extraña la universidad. Pero ambas desearían
tener más tiempo para estar solas sin ocuparse de nadie solo de ellas mismas.
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